LA
MAGIA DE LAS LETRAS
Estoy
delante del ordenador y me encuentro con 27 letras que, mirándolas una a una, bien podrían parecer pequeños dibujos
geométricos. Pero me quito el sombrero ante ellas por la cantidad de palabras,
frases y pensamientos que se pueden leer y escribir uniendo unas con otras.
Parece sencillo pero no lo es. Lo digo con conocimiento de causa.¡¡¡Lo que les
cuesta a algunos niños aprender a leer!!!
Si
están muy motivados aprenderán rápido.
Pero ¿y si no lo están? ¿y si no están preparados para que en sus
cabecitas comience la difícil tarea del aprendizaje de la lectura? Hay que
respetar su proceso madurativo porque se les puede llegar a bloquear, a
desmotivar y que desistan de dicho aprendizaje. El resultado final sería
desastroso.
Quiero hacer una reflexión para que se tenga
en cuenta lo importante que son los primeros momentos “lectores” de los niños.
Ya no es solo leer simplemente sino LEER Y COMPRENDER LO QUE SE LEE. Y aquí es
donde quiero llegar. No sólo les enseñamos a “descifrar signos” sino que
queremos que comprendan el significado de lo que leen. La primera vez que un
niño es capaz de unir RO y SA , leer
ROSA y decir qué es una ROSA… la sonrisa y alegría que se refleja en su cara
es…..es uno de los momentos profesionales más gratificantes.
Ojalá
siempre fuera así, pero por desgracia, y viendo algunas estadísticas, no lo es.
Esa ilusión que pone el niño cuando empieza a leer, en muchos casos, se va
apagando: ¿POR QUÉ? Somos muchos los que nos hacemos esta pregunta, seamos o no
profesionales de la educación ¿Por qué un niño deja de leer a cierta edad o no
lee con ilusión, con ganas?
Lejos de cualquier pretensión echo
la vista atrás y, en mi caso, la lectura fue, es y será mi fuente de
imaginación, de inspiración, de conocimiento y, sobre todo, de aprendizaje. A
veces, leyendo, he llorado, he reído; me
asqueo al leer la cantidad de injusticias que se han vivido a lo largo
de toda la historia; me planteo muchas cuestiones vitales leyendo a los
filósofos clásicos y no tan clásicos; me
relajo con lecturas “sedantes”, disfruto y me apasionan las historias en
donde priman todo tipo de relaciones personales e interpersonales y siento
envidia al leer las biografías de muchas personas anónimas que siguen luchando
por un sueño , por una idea... por su realidad.
¡Eran
otros tiempos! pueden decir muchos jóvenes de hoy en día y, la verdad, no les
falta razón. Para mí no ha pasado tanto tiempo pero todo ha evolucionado de una
forma tan rápida que, a veces, me da vértigo asomarme al futuro. ¡Claro que
eran otros tiempos!
No teníamos ordenadores en casa; bueno, ni en
casa ni en ningún otro lado. Lo de internet seguro que nos hubiera sonado a
ciencia ficción. Teníamos que echar mano de las enciclopedias y no todo el
mundo tenía la suerte de poder contar con una. Las visitas a las bibliotecas
formaban parte de nuestras actividades casi diarias.
En
absoluto voy a criticar la “era internet” pero sí intentar hacer otra reflexión
sobre su uso y utilización. Estamos de acuerdo que toda la información se
encuentra en internet pero... ¿dónde se queda la imaginación? ¿Y la creatividad?
Soy consciente de que los “diseñadores gráficos” “los creadores de juegos y
programas” y demás profesionales de la informática se me pueden echar encima (por supuesto que admiro su trabajo) pero
recuerdo, de forma muy especial, cuando
nos mandaban hacer los famosos trabajos de Historia del Arte. Nos rodeábamos de
7,8 o 9 libros a cuál más interesante; comprábamos, en los kioscos, láminas y
cromos para pegarlos en los folios junto con los recortes de fotos y noticias
de revistas y periódicos del tema en cuestión. A simple vista puede parecer muy
laborioso pero era así como, verdaderamente, absorbías, interiorizabas y
llegabas a tener un conocimiento pleno de lo que se nos pedía (actualmente,
creo, que os podría enumerar los diferentes sitios en los que estuvo Felipe II
con “gota” incluida. Desde el Monasterio de El Escorial hasta la Ciudadela de Jaca).
Hoy
por hoy, incluso los más lectores, no le dedicamos tanto tiempo a la lectura y,
en parte, viene propiciado por el uso del ordenador y sus redes sociales (este es otro tema a debatir en otro
momento). Si nosotros, los adultos, hemos sucumbido ¿cómo no lo van a hacer
nuestros alumnos que ya han nacido con
una tablet bajo el brazo? Entiendo que, para ellos, es más “espectacular” estar matando,
peleando, destruyendo avioncitos, echando carreras de fórmula 1, intentar meter
goles con jugadores que, físicamente, se acercan a la realidad, ser los números
uno en mates de baloncestos... que leer. Así podría seguir numerando infinidad
de juegos interactivos que, de interactivos, solo tienen la palabra porque, al
final, estamos consiguiendo que nuestros alumnos, nuestros hijos no tengan
motivación alguna ante el hecho de coger un libro, leerlo, entenderlo y, sobre
todo, disfrutarlo. La individualidad crece frente a la colectividad.
No
quiero decir con esto que lo usen. No podemos hacer nada contra el progreso.
Sólo intento hacer llegar un llamamiento generalizado y una reivindicación para
que en nuestras aulas y en nuestras casas, LOS LIBROS, y en definitiva, su
lectura sigan siendo fuente de sabiduría, de pensamiento, de imaginación y de
libertad. El primer modelo de aprendizaje se tiene que dar en la familia. Ahí
es donde deberíamos fomentar más la lectura; ahí es donde los padres deberían
ser modelos para sus hijos y cultivasen el buen arte de la lectura. Y ese
aprendizaje se iría desarrollando en las guarderías, en los colegios,
institutos, universidades y, al final, coger un libro y leerlo no sería ningún
suplicio para ellos.
¿Actualmente,
los adultos hemos perdido el hábito de la lectura para dar paso a otros hábitos,
a otras actividades o es que, simplemente, no queremos pensar, no queremos
desarrollarnos intelectualmente porque “tenemos bastante con pensar cómo llegar
a fin de mes”? Creo que uno de los problemas que existen es que se vive tan
deprisa que se quiere todo enseguida, sin pérdida de tiempo, a la voz de “YA”....
y eso está tan lejos del hecho placentero y relajante de la lectura de un libro
que al final, en muchos casos, se opta por la superficialidad, por la lectura
rápida y entretenida de los problemas e intimidades de los demás ¿lo harán para
olvidar sus propios problemas?
¡Leamos para que nos imiten! Leamos para seguir conservando la fantasía, la imaginación. Para conocer, pensar y descubrir. Para que las emociones también fluyan y podamos seguir "sintiendo". El lado derecho del cerebro nos está lanzando un sms de socorro frente al uso abusivo que estamos haciendo del lado izquierdo.
Y
hoy, día mundial contra el cáncer infantil, todo mi apoyo a las familias,
asociaciones, voluntarios y a todas aquellas personas que estamos día tras día
tan cerca de estas “personitas” llenas de ilusiones, fantasías e inocencia. Su
lucha contra la enfermedad también es un ejemplo para todos nosotros.