sábado, 25 de enero de 2014

¿ESCRIBIR O SER ESCRITORA?







                                              ¿ESCRIBIR O SER ESCRITORA?

Esta semana la comencé con una gran noticia: era la ganadora de un concurso de lectura sobre Chèjov. El premio: el primer volumen de sus cuentos, muchos de ellos inéditos y traducidos por primera vez al castellano. Toda una joya literaria. Podría dedicar esta entrada a hablar de Chèjov pero ¿qué podría aportar más que no estuviera ya dicho? Escribió cerca de 600 cuentos ¡¡¡ y murió con 44 años!! Si llegar a durar más no habría suficientes estanterías para su obra. El gran maestro de este género. Lo que más destaco en él es el “estudio y tratamiento” de sus personajes. Podría estar escribiendo páginas y páginas sobre ellos; sus apatías, existencias sin metas, deseos perdidos por el camino, conversaciones banales, sin iniciativas propias, que se mueven por unos valores establecidos…en definitiva son víctimas de ese ambiente que les ha anulado la personalidad.¡¡ Impresionante!!
         Ya me gustaría tener un poco de su capacidad creadora. Cuanto más voy aprendiendo más me doy cuenta de lo difícil que es llegar a escribir bien, a hacer buena literatura. Ahora es cuando me planteo si puedo llegar a “ser escritora”. Escribir todo el mundo lo hace. Mejor o peor pero lo hacen. Según su definición, ESCRIBIR “es la acción de representar palabras o ideas mediante letras o signos gráficos sobre un soporte particular”…¡¡hasta mis alumnos de tercero de educación infantil ya lo hacen!!
         Pero el problema no es escribir….sino escribir bien. Hace pocos años, cuando se publicó mi libro “20 Poemas infantiles y un relato para ti” ed. Alfasur, me hicieron varias entrevistas tanto escritas como en la radio. Cada vez que escuchaba “la escritora Gloria Galán…” se me removía algo por dentro. Con el tiempo me he dado cuenta del por qué: me veía (y aún me veo) muy lejos de lo que realmente significa SER ESCRITORA.
         Rebuscando entre los papeles he descubierto una carpeta con escritos míos de cuando tenía 14 años. Nunca, nunca he dejado de plasmar en unas líneas todo lo que sentía. Me decían que podría llegar a ser una “poetisa” como mi tocaya Gloria Fuertes…¡¡qué ignorantes, pobrecitos!! Lo que más me ha sorprendido al leer esos escritos es “la rebeldía” de la adolescencia, las dudas existenciales, el querer arreglar el mundo….vamos la “inestabilidad emocional” tan típica de esa edad. He aquí algunas de las “perlas” que escribí:

No aguanto más esta situación, dentro de un momento voy a estallar,
se me crispan los nervios, no soy responsable,
quisiera beberme la actual situación.
Quisiera correr, huir y escapar, buscar un motivo mayor para hablar.
Hablar con la gente, sentir con la gente y así conseguir un mundo mejor.”

         En otro momento debí tener un subidón y escribí lo siguiente:

“¡Me siento feliz de vivir, feliz de darme a los demás,
feliz por saber que soy feliz!
Esta vida que existe la puedo arreglar hablando con gente que sepa escuchar”

         Otro momento crítico:

“¡Qué duro es llegar a ser persona! Nadie te entiende ni te comprende. Tienes que luchar para conservar tu personalidad, para ser tú misma; para comportarte tal como eres y no como quieran los demás!”….Ahí es nada

         Y, por último, para remate de inquietud adolescente, escribí lo siguiente y hasta le compuse una melodía….FUÉ MI PRIMERA CANCIÓN A LA GUITARRA (me vais a permitir ponerla entera porque no tiene desperdicio. Es cortita.):

         “¿Quién eres tú y a dónde vas? ¿A qué lugar? ¿A dónde vas?
Para empezar yo te diré que yo no soy un pájaro que vuela libremente. Tampoco soy un árbol que crece junto al río para buscar la luz. Soy sencillamente una chica a la que le gusta la alegría y compartirla con los demás. Claro que siempre habrá mucha gente que no piense igual que yo.
Si alguna vez te juzgan por lo exterior será la prueba de que no te conocen bien. Si se ríen de ti no te acobardes, piensa que él hará igual que los demás unas veces por miedo y otras sin pensar.
Si hubiera un sitio en el cual hablaras con libertad sabiendo que no se reirán. Ese lugar podría estar cerca de ti y, si tú quisieras... estar allí”… 

¡¡¡¡ Me da la sensación de que no he evolucionado nada!!! ¡¡Dios Santo!! 

Sigo escribiendo con el corazón. De hecho, el título del libro que escribí a la muerte de mi padre lo titulé “TODO CORAZÓN” (guzti bihotz). 150 páginas llenas de vida y emociones. No lo publiqué, claro está. Demasiado personal, demasiado intimista. Elaboré solo 16 ejemplares; hasta la maquetación fue manual al igual que la decoración de la portada. Cuando los terminé me sentí plena, plena.

Y aquí sigo por el camino de la escritura. Un poco dando tumbos por diversos géneros pero, al fin y al cabo, escribiendo que es lo que deseo. Tan pronto escribo esto: 

 “Somos esclavos del deseo y estamos condenados  a desearnos. Soportaré este dura condena, siempre y cuando la cumpla a tu lado”  
y esto:
  “Iremos caminando por lugares distintos y espero que al final de este viaje volvamos a encontrarnos y a reírnos en la noche  

como que me da el punto y escribo también esto:

Entonces es martes, seguro, por lógica porque me he levantado a las ocho, me he duchado, he desayunado, me he vestido, he cogido el coche para ir a trabajar. Allí he estado ocho horas con mis compañeros, con mis pensamientos, con mi lista de la compra. He salido del trabajo, he cogido el coche y he ido a comprar. Me entretengo. Llego a casa, preparo la cena, ceno y me acuesto. ¿Seguro que es martes? Porque también podría ser miércoles, jueves, viernes o lunes. Me angustio en la cama: ¡la rutina y yo dormimos juntas!

 Y, claro está, lo que más me sorprende de mi misma es llegar a escribir esto: 

Mi nombre es Vane pero en el barrio me conocen como “La Choni del volante”. Ya nací sobre cuatro ruedas. Mi viejo, que era camionero, me metió el gusanillo en el cuerpo. Flipaba cuando viajaba en su “búfalo”. Menudo pedazo bicho. Cuando era canija y no conseguía dormirme, me echaban unas gotitas de gasolina en la almohada. Era la hostia. El viejo me enseñó a cambiar las ruedas, a arreglar las averías más chungas…me hice experta mecánica. Soñaba con ser camionera; ponerme esas camisas de cuadros remangadas, pantalones de mahón y llevar colgado, en la cabina, un calendario de tíos en bolas” (Si queréis leer el resto del cuento solo tenéis que decírmelo y lo pongo jijiji)…

         Y a pesar de todo esto, espero, algún día, llegar a “SER ESCRITORA”…